El Espíritu de la Navidad
¡Hola! Soy el Espíritu de la Navidad. Aunque nadie puede verme, dentro de unas semanas haré de las mías: saltaré por los redondeados contornos de los muñecos de nieve, rodaré por los tejados de las casas para tomar impulso y entraré como una centella por las ventanas; eso sí, sin romper los cristales. ¡Por algo soy un espíritu!
Recorreré las calles, los caminos y senderos de los campos. Los hombres y las mujeres y, sobre todo, los niños sentirán más amor por el prójimo, les inundará una especial alegría. Harán lo posible por hacer cosas buenas, podrán sentir durante unos días el espíritu de la Navidad, dirán a todas horas "Feliz Navidad" y tendrán tiempo para la familia y para los niños.
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