Valor literario de Cantar de Mío Cid.
Monumento dedicado a Menéndez Pidal.
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Rumi: Carlos, hoy es el último día, ¿verdad?, de nuestro viaje.
Carlos: Pues, sí. Da un poco de pena, ¿verdad? Es la décima jornada de este primer tramo de la ruta del Cid, que nos ha llevado hasta Medinaceli. En el futuro haremos la siguiente parte: "Conquista de Valencia". Estos diez días hemos relatado el trayecto del camino del destierro con dos ramales que han sido: las incursiones de Alvar Fañez por los pueblos de Henares y la Afrenta de Corpes. Y no había mejor lugar para acabar esta primera parte de la ruta del Cid que Medinaceli, la ciudad donde estamos. Aquí tenemos un monumento que la Villa de Medinaceli dedica al sabio polígrafo español, Don Ramón Menéndez Pidal, que tantos años de su larga y fecunda vida fueron dedicados a investigar y a fijar el Cantar del Mío Cid. El Cantar del Mío Cid que tuvo una historia bastante, un poco extraña. En España, aunque había noticias sobre el Cid a través del Romancero y de las crónicas generales y era un personaje popular, el Cantar del Mío Cid permaneció desconocido hasta que en el año 1778 se publicó, lo publicó Tomás Sánchez en una edición que pasó también casi desapercibida. Fueron los románticos extranjeros en la primera mitad del siglo XIX, especialmente escoceses y alemanes, quienes descubrieron un gran valor literario en el Cid. Algunos incluso decían que fue lo que mejor se había escrito en la literatura europea hasta Dante. Habrá que esperar hasta el año 1884, cuando Milá i Fontanals, un erudito, pone de relieve los valores literarios del Cantar. Y este estudio de Milá i Fontanals serviría de base para que don Ramón Menéndez Pidal dedicara toda una vida a fijar la edición definitiva, a investigar la autoría del Cantar, y a descubrirnos las bellezas de esta obra que acabamos de recorrer en estas jornadas cidianas.
Versión original
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Versión moderna
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Pregunta:
¿Hasta cuándo permaneció desconocido el "Cantar de Mío Cid"?