EPÍLOGO. TEMPLO DE JAKKOIN (2)
[ANTERIOR] 12 (13) [POSTERIOR]
Nos encontramos en el jardín de la ermita de Jakko-in, el lugar donde pasó sus últimos días, la figura más desgraciada de esta gran epopeya, el Heike Monogatari, la emperatríz Kenreimon, la hija de Kiyomori. En sus páginas finales hay una bella descripción del jardín que estaba en la ermita. Dice así:
" En la falda de la montaña, por el lado oeste, había un pequeño templo con su sala de homilías. Era la ermita de Jakko-in. En un jardín diseñado al estilo antiguo, había un estanque y una arboleda que transmitían un aire de antiguo esplendor. Todo ello hacía recordar aquellos versos:
Entre sus tejas pasa la niebla espesa como el incienso.
Y por la rota puerta, luz de luna, fiel lámpara.
Los matorrales crecían con lozanía en el jardín. Los hilos azules de las ramas del sauce se movían lastimados por el viento, mientras que las plantas acuáticas flotaban y se mecían blandamente al compás del temblor del agua del estanque, como telas de seda sobre el mar. En las copas de los pinos las glicinas se habían vuelto y amoradas y las flores del cerezo tardío, abiertas entre las hojas, se mostraban con más gracia que en la temporada de la primera floración. En los bordes habían florecido espléndidas rosas amarillas, y el canto del cuclillo que se escuchaba entre las nubes parecía dar la bienvenida a la visita imperial. Sobrecogido por la belleza del lugar, el Emperador-monje compuso este poema:
Sobre las aguas del estanque hay flores.
De los cerezos caídos petalos son que blancura derraman.
También el agua que se precipitaba sobre las viejas rocas daba un austero encanto al lugar. Los muros tapizados de verde hiedra, el limpio contorno de las montañas...¡Ningún pincel podría reproducir la belleza de ese sitio!"
Y en tal sitio, pasa sus últimos días la desdichada Kenreimon, un sitio y un fin que pone sello a esta gran obra "Heike Monogatari" ahora en español.