MIYAZIMA. SANTUARIO DE ITSUKUSHIMA (3)
[ANTERIOR] 6 (13) [POSTERIOR]
Seguimos en el santurio de Itsukushima, un lugar muy importante en el Heike Monogatari. Sabemos que aquí el emperador Takakura, recién abdicado, pasó tres días en la primavera del año 1180. Aquí recorrió los santuarios como el de Marodo, el de Omiya, rezando para que la divinidad Amaterasu aplacara el corazón de Kiyomori y se apiadara de su padre, del padre de Takakura que estaba prisionero en el palacio de Toda, en Kioto.
Pues bien, hay dos episodios que muestran el lado humano de este emperador, vamos a leerlos: "El día veintinueve el séquito imperial se dispuso a embarcar para iniciar el regreso, pero una vez en el mar, el fuerte viento obligó a la nave a regresar y a anclar en el puerto de Ari-no-ura, en Itsukushima. El emperador entonces le hizo el siguiente ruego a Takakusa, capitán menor: -¿Puedes componer un poema que exprese nuestra tristeza por separarnos de la diosa?
El cortesano no tardó en improvisar los siguientes versos:
Ari-no-ura es pena por partir.
Con blancas olas tercamente la diosa un rato nos detiene.
A eso de la medianoche las olas se calmaron y el viento cesó".
Al día siguiente la embarcación partió rumbo a Heian. Vamos a acercarnos a los torii, estas puertas que simbolizaban el santuario, para verlas mejor.
Desde la vía de Ari-no-ura al día siguiente zarpan de nuevo rumbo a la capital. Pero desde el barco el emperador Takakura divisa una flor, una flor de color azulado, oscuro, es la flor de una glicina, cuelga de la rama de un pino, quizás un pino no muy diferentes de los pinos que bordean la costa y entonces al ver la flor ordena a un cortesano: "-que alguien me traiga la flor.
Fue el archivero mayor, Yasusada, cuya barca pasaba más cerca de la orilla, el encargado de cumplir el augusto deseo. Cogió el florido sarmiento de la glicina junto con la rama del pino en que estaba enredado y así se la presentó al Emperador, quien lo elogió diciendo
-Has tenido buen gusto al traérmela de esta manera.
Y volviéndose al consejero Takasue, le pidió:
- Ahora compón un poema sobre esta flor. Entonces, improvisó estos versos:
Que a esta flor, al pino eterno unida
, la vida emule,
mil años compañera de nuestro Emperador.
Después de que Takasue hubiera recitado su poema, muchas de las personas del séquito se reunieron alrededor del Emperador a jugar y a divertirse con bromas y burlas.
-Parece que la sirvienta de la túnica blanca, la que estaba en el santuario de Itsukushima, mostraba cierto interés por Kunitsuna.
Así dijo el Emperador riendo. Pero Kunitsuna protestó.
Entonces se presentó una hermosa mensajera del santuario con una carta y dijo:
- Este mensaje es para el señor Kunitsuna.
- ¡Qué razón tenía Su Majestad!
Exclamaron en medio de risas todos los presentes. Kunitsuna abrió la carta y leyó el siguiente poema:
- Mis blancas mangas mojadas como olas, son mi testigo:
tu marcha es tan penosa que al bailar desfallezco.
Al Emperador le movieron estos versos y dijo: -¿No es conmovedor? ¡Una verdadera poetisa! Tienes que responderle- le dijo al cortesano. Ordenó que trajeran tinta y pincel para que Kunitsuna escribiera la respuesta en verso. Y fueron éstos:
- Veo tu rostro en todas y cada ola.
Mía es tu pena y mis mangas mojadas suspirando te añoran".
Desde Ari-no-ura, el séquito imperial prosiguió viajando rumbo al Este, quizás por allí, para dirigirse de regreso a la capital. Es un episodio que muestra el lado humano, el lado compasivo del emperador Takakura que muy mal tuvo que pasarlo en ese tiempo recién depuesto por su suegro el implacable Kiyomori.